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El imparable auge de los apartamentos turísticos fomenta la decadencia del comercio en Ciudad Jardín

Abc.es 
A un lado de la calle Perpetuo Socorro, el pub Velouria, establecimiento que lleva abierto desde los noventa. Al otro un moderno bloque de apartamentos turísticos en los bajos. En Camino de los Sastres, negocios inaugurados entre los 60 y principios de los 80 conviven con un paisaje de locales a ras de suelo convertidos ahora en pisos para los visitantes de la ciudad. Algunos de estos espacios fueron tiendas, otros bancos, muchos llevaban tiempo cerrados. Casas antiguas de las que quedan en el barrio se combinan, aquí y allá, con estas «soluciones habitacionales» que pueblan ahora todos los distritos de Córdoba. Pero quizá el impacto más fuerte esté en Ciudad Jardín, que parece mudar la piel hacia algo distinto, donde el comercio de toda la vida desaparece, la población cambia por la abundancia de inmigrantes, y las relaciones entre vecinos se tornan diferentes. Además de las calles mencionadas, Previsión o Maestro Priego López son pródigas en pisos turísticos bajos. Pero quizá el cambio más llamativo esté en el paisaje Zurita, lugar que desde hace mucho estaba deteriorado y abandonado, metamorfoseado ahora en una vía dedicada a estos espacios, con los portales de los edificios entre unos y otros. La estampa es, cuando menos curiosa y llamativa. Esos locales bajos se dedican en un alto porcentaje a pisos turísticos únicos, pero también hay combinaciones de bajos que dan lugar a un complejo de apartamentos o que incluso incluyen plantas superiores. El presidente del Centro Comercial Abierto de Ciudad Jardín, Ramón Luque, indica sobre esta situación: «Preferimos que se adapten para viviendas a que sean locales abandonados que se llenen de basura y dejen una mala sensación en la calle». Este parecer lleva consigo el reconocimiento a una evidente decadencia del comercio : «Es una pena que se pierdan los negocios, pero hay que reconocer que, al final, al no haber tanta demanda comercial, los locales vacíos crean un problema ». En este sentido, Luque añade que «la gente no se da cuenta, pero cuando un comercio abre, su responsable barre, limpia, da con la manguera, así que cuando cierran, las calles dejan de estar cuidadas». El responsable de la asociación reconoce además que el pasaje Zurita ha mejorado ostensiblemente. Por su parte, la presidenta de la asociación Nueva Ciudad Jardín , Pilar García, opina que el proceso «está muy bien, porque el comercio aquí va decayendo, y para que estén los locales como estaban de abandonados, mejor que se aprovechen, así el barrio va cambiando y está más limpio». Eso sí, realiza una reclamación de índole social añadida, pues «junto a la dedicación al turismo se deberían promover viviendas sociales, por ejemplo para personas mayores que están sin ascensor en plantas muy alta s; también hay personas jóvenes que están solas y viven con sus padres, y con su sueldo ni pueden comprar ni alquilar: estaría bien tener para ellas un alquiler social, y al barrio le vendría muy bien la gente joven». La responsable de Cuchillería Hijos de Perfecto, María José Álvarez, lleva las riendas de un negocio que empezó su andadura en 1981. Es una de las comerciantes tradicionales de Ciudad Jardín más reticentes y críticas con el fenómeno: «Está toda Córdoba igual, desde el centro a cualquier barrio, incluso los más insospechados; eso les quita vida e iluminación , la gente ya no sale a ver escaparates porque no hay nada que ver, ¿vamos a ver fachadas?». María José hace una salvedad con el pasaje Antonio Zurita, pues estaba muy deteriorado. «Han permitido que el barrio de Ciudad Jardín muera, quedamos cuatro de toda la vida, supongo que porque no pagamos alquiler». Álvarez rememora un barrio de antaño , mucho más comercial y alegre. «A su vez no hay comercios porque los autónomos lo tenemos cada vez peor, porque nos están poniendo el pie en el cuello, no nos dejan vivir y nos crujen a impuestos; antes, la persona que no tenía una salida ponía una tienda o un negocio de lo que fuera, ahora es imposible». La responsable de la cuchillería concluye: «antes en el barrio había de todo, ahora me vienen aquí a preguntarme por las cosas más insospechadas, pero claro, es que sólo hay una tienda aquí, otra allá, y el chino: cuando dan las seis de la tarde esto es la boca del lobo ». Persianas Lavirgen se inauguró en 1965. Cumple 60 años en este 2025. Su responsable, Ana Lavirgen, cree que «el problema que va a haber en Ciudad Jardín y el comercio en general en Córdoba es que se van a ir perdiendo todos los comercios tradicionales pequeños que quedamos». Ana también habla de inseguridad , por ejemplo, en la calle Damasco, «donde por la noche es mejor no salir». José García regenta actualmente la cristalería Ciudad Jardín, que abrió sus puertas en 1972. «Los pisos turísticos han proliferado mucho por la zona, no me molestan ni me parecen mal, son locales que llevan muchos años cerrados sin producir nada, y al final cada uno busca un poco lo conveniente para su bolsillo», declara. «Algunos de esos locales llevaban diez años vacíos o incluso más , y el propietario estaría todos los años pagando el IBI y seguros, con lo cual al final busca una solución que le cubra los gastos; muchas personas deciden hacer eso porque el comercio, hoy día, no está muy boyante», añade. Rafael Trujillo es el responsable de otro negocio señero, Pajarería Mayte, que abrió su abuelo en marzo de 1962. Se muestra tajante ante el fenómeno: «El comercio va a desaparecer de aquí a unos años, así que los locales sólo tienen un posible destino: el turismo». Para Trujillo es imposible competir con las grandes plataformas de internet. Blanca Aguayo, de la papelería Vinci, es la propietaria de otro longevo negocio, pues sus padres lo inauguraron en 1979. En este caso declara que el fenómeno le parece positivo, «porque de estar vacíos, abandonados y sucios a tenerlos abiertos y que haya gente hay una gran diferencia». Para esta comerciante «es mejor que haya vida y limpieza y establecimientos nuevos a locales abandonados». Aguayo también hace referencia a la dificultad de emprender nuevos comercios, hasta el punto de reconocer que si tuviera que poner hoy una papelería sería imposible. Ciudad Jardín vive una transformación que devuelve actividad a muchos locales que llevaban años cerrados, pero confirma el declive del pequeño comercio. Entre la sensación de limpieza y renovación y la pérdida de identidad y vida diaria, el barrio busca acomodarse a una nueva realidad.

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