La marcha de la esperanza

La marcha de la esperanza

La gente reconoce y se entusiasma con Xóchitl Gálvez. Todavía hay esperanza de que el gobierno acepte los resultados y se vayan a su casa.

A las ocho de la mañana, en el Zócalo no estaba izada la bandera, solo se permitía el acceso por una sola calle, el campamento de maestros permanecía todavía instalado y Palacio Nacional cubierto por unas enormes vallas de metal. Todo preparado para poner la mayor cantidad de obstáculos para impedir que la concentración a favor de Xóchitl Gálvez se llevara a cabo.

A las nueve y media izan los militares la bandera mientras los manifestantes cantan con emoción el himno. El presidente hace unos días los llamó “traidores a la patria”. Ese es el trato que, desde el núcleo del poder, se da a los opositores en México. Por eso quiere desaparecer el INE. Para evitar que los “traidores” les arrebaten el poder en las urnas.

El líder de los manifestantes de la CNTE dice en entrevista que la secretaria de Gobernación le pidió que no se retiraran del Zócalo. Golpeadores de la Coordinadora impiden el paso a la plaza. Hay empujones, insultos y golpes. Queda claro que la elección para presidenta no será tranquila.

Martí Batres, “Jefe de Gobierno”, muestra de qué está hecho. No envió a policías a proteger a los participantes en la marcha. Envió a elementos de la Guardia Nacional portando armas largas. Martí, el de la leche para niños con materia fecal. Martí, el del agua contaminada que mandó esconder por tres años el resultado de los análisis. Martí, el que en una manifestación de cientos de miles de ciudadanos solo pudo contar cinco mil. Martí, el invitado de honor al homenaje del pederasta y violador Naasón. Martí, el porro que permite que golpeadores maltraten a los manifestantes.

De un balcón se asoma Xóchitl. La gente la reconoce y se entusiasma. Todavía hay esperanza de que el gobierno acepte los resultados y se vayan a su casa. Aunque es obvio que costará mucho trabajo. López Obrador es muchas cosas, pero demócrata no es.

La “marea rosa” termina por replegar a los golpeadores de la CNTE. Quedan a una orilla, junto al Palacio Nacional. El sol cae a plomo. Hay una emoción a flor de piel: no nos pudieron parar, los obstáculos que nos pusieron los vencimos. La sensación de que nada podrá detener este movimiento ciudadano.

El primer orador, Guadalupe Acosta Naranjo, deja muy claro el mensaje: “Este movimiento no es neutral. No podemos ser neutrales ante los ataques contra la democracia. Se trata de una batalla entre demócratas y autoritarios”. Toma la palabra Santiago Taboada: “Tenemos la firme convicción de construir un México unido”. En alusión al hondo divisionismo que ha impuesto López Obrador como marca de su gobierno. “El tiempo se agotó: es momento de decidir.” Un discurso repleto de lugares comunes, sin conciencia del momento histórico que se está viviendo.

Xóchitl Gálvez llega a la plaza. “Presidenta”, le gritan. Cada vez más cerca de Palacio Nacional. “Antes que partidos tenemos República, tenemos democracia. México es primero”, dice la candidata del Frente y la multitud la arropa en una ovación. “Estoy aquí por la defensa de la República. Defenderé tres valores fundamentales: vida, verdad y libertad”, dice. Suena mejor que ofrecer “el segundo piso de la 4T”. La gente corea: “Justicia, justicia”. Sigue Xóchitl: “En estas elecciones no solamente nos jugamos las elecciones, nos jugamos si los siguientes años serán de opresión o de libertad. México siempre será libre”.

“¿Están listos para defender la vida, están listos para defender la libertad?” Y la gente corea con entusiasmo “Sííí”. Pero lo importante, dice la candidata del Frente: “Vamos a ganar para dar, no para recibir; para servir, no para servirnos; vamos a ganar para escuchar, no para insultar; para respetar, no para humillar; para unir, no para dividir; vamos a ganar para sacar a los más pobres de la pobreza; vamos a ganar para hacer una clase media más fuerte.”

“Los mexicanos del 2024 no nos dejaremos vencer por el odio. Luchamos contra el autoritarismo”. Ese es el mensaje poderoso y firme que comunica Xóchitl Gálvez. “Vamos sin miedo contra la muerte y la mentira”. “Viva la democracia”.

La gente está muy contenta. Siente que venció al obstinado presidente antidemócrata. Que venció a la secretaria de Gobernación que dio órdenes de que no se moviera el plantón de maestros. Que venció a Martí Batres y sus vallas y su Guardia Nacional armada hasta los dientes. Que venció la apatía y el miedo de lo que pudiera pasar. Esto es lo que logró la marcha de este domingo: vencer el miedo.

A pesar de los amagos de violencia fue una marcha alegre, entusiasmada. Puedo ver que la gente ya está cansada de las mentiras, de los fracasos recurrentes de este gobierno, de la falta de medicinas, del ecocidio en Yucatán, del inmenso fraude que resultó Dos Bocas, del millón de muertos que dejó la violencia y el Covid.

En estos seis años de gobierno de Morena la esperanza de vida en México disminuyó de 75 a 71 años. Esta vida que perdimos es lo que la gente que acudió esta mañana al Zócalo quiere recuperar.

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