La biodiversidad en boca de todos

Muchas veces hemos oído lo de «a perro flaco, todo son pulgas». No quiero empezar con tropezones y desdichas, pero pongamos sobre la mesa lo que está de moda. Y la moda es algo tan horrible que hay que cambiarlo todos los años, esperemos que esta no. Ahora se lleva la biodiversidad , los ecosistemas, lo sostenible, la naturaleza . Eso que siempre ha estado ahí, como uno más de clase en su pupitre, pero que luego le hacen ministro, presidente o se casa con una china multimillonaria y todos quieren sacar su foto junto a él en el patio del colegio. La biodiversidad es lo que llevan mimando los agricultores y ganaderos de este país en sus campos. Ecología es pastorear los montes, extraer madera de pinos, o descorches de mohedas de tupidos alcornoques a golpe de hacha y hurga. Es dejar las barreras de las siembras sin cosechar para que la caza tenga su cobijo y el ganado lo pueda aprovechar a diente. Es cumplir con los cupos en los cotos, es respetar las especies no cinegéticas . Todo lo anterior existe, pero también se puede mejorar, impulsar y multiplicar. Lo que pasa es que el respeto se impone con multas -si tiras veneno en el campo para matar la zorra que te ha madrugado los pollos, te enchirono-, en lugar de concienciar y hacer parte de la fiesta a los ganaderos y agricultores , de darles un protagonismo a base de cooperar con los expertos en la teoría -los universitarios- que aquí hay sitio para todos. Ya está el camino marcado: por primera vez dos consejerías de Sostenibilidad y Medio Ambiente , la de Castilla-La Mancha y la de Extremadura, apoyan la acción de colaboración de los propietarios privados con la gran empresa, de la universidad con la población local. En el mismo plano se aúnan biólogos, ganaderos, apicultores, cazadores, corcheros, ornitólogos, naturalistas… Todos los que queremos el campo y amamos el campo, los que queremos plantar montes tradicionales y mantener los autóctonos, los que creemos en los tableros de ajedrez, amamos las tradiciones y queremos sacar aprovechamiento al entorno sin por ello causarle daño. Los amantes del toro y los de la caza, los de los galápagos europeos y los de las rapaces, los que apuestan por la agricultura regenerativa y los que tienen una punta de avileñas y otra de merinas. Mimamos al lince porque cuidamos al conejo. Y al hacerlo potenciamos los insectos, los prados, las riberas y las charcas. Nuestro objetivo es comenzar a potenciar los saltamontes, las libélulas, las lombrices, los subsuelos… y de ahí comenzar a crecer todo lo demás. Que el ganadero vea al lince como a un amigo al que cuidar, no como a una especie que esconder por miedo a que le coarten. Por primera vez, dos consejerías de comunidades autónomas diferentes, Castilla- La Mancha y Extremadura , se suman a respaldar la mejora de los ecosistemas con voluntad de servicio, de apoyo y de mejora de los espacios naturales contando con los particulares, la universidad y gran empresa. Una punta de lanza que dará en la diana para regenerar montes, pastos, acuíferos, siembras y entornos ganaderos. Apuestan por unir fuerzas y convertir sus comunidades en referentes de la biodiversidad en toda Europa y que la gran empresa sea el ariete que pueda impulsarlo, fijando poblaciones rurales y trayendo a universitarios a desarrollar sus proyectos fin de carrera en el campo español , no en otras patrias y uniendo a las poblaciones rurales de la mal llamada España vaciada. Un toque de cordura, lógica y respaldo de las instituciones públicas donde todos vamos a una: convertir España en el referente europeo de sostenibilidad , con los agricultores, ganaderos, cazadores y camperos a la cabeza.

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