Que en el cuidado de la lengua tienen los políticos una alta cuota de responsabilidad es a todas luces cierto. No la tienen en exclusiva, la comparten con los periodistas y los profesores, y por las mismas razones en los tres casos: sus mensajes no se circunscriben al ámbito de la comunicación interpersonal, sino que llegan a grupos amplios de individuos (amplios, sí, aunque desiguales: integrados o por millones, o por miles, o por centenares de personas). Quienes me conocen saben que, convencido como estoy de esa responsabilidad compartida... Читать дальше...