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Estas son las cuatro frases que debes decir para triunfar en las cenas de Navidad

En las cenas de Navidad ya casi nada es sencillo y siempre surgen temas delicados que conviene esquivar, como la política o el fútbol. Sin embargo, eso no significa que uno tenga que limitarse a mirar el plato y asentir en silencio. Hay una forma de navegar la velada con cierta gracia: llegar preparado con un pequeño arsenal de frases que tocan la actualidad sin levantar trincheras.

La primera de esas frases tiene banda sonora compartida: "Lo bonito ahora es que en la misma playlist puedan estar Rosalía y Robe Iniesta. Eso dice mucho de nosotros: mezclamos cosas que antes ni se tocaban". En una mesa donde conviven fans del rock de toda la vida con devotos del nuevo pop urbano, esta línea funciona como un alto el fuego preventivo. No se trata de decidir qué es mejor, sino de reconocer que algo ha cambiado: las fronteras entre géneros se han difuminado y es perfectamente posible que en el mismo móvil suenen dos géneros completamente diferentes.

A partir de ahí, lo normal es que alguien recuerde el mejor concierto al que ha ido, que otro confiese que ha descubierto a un grupo 'de los de antes' gracias a un algoritmo, o que la tía que parecía desconectada sorprenda diciendo que esa canción "la ha escuchado en TikTok".

La segunda frase apunta al otro gran fantasma, esta vez tecnológico: "Lo de la IA es como cuando llegó internet: al principio daba entre miedo e incertidumbre y ahora se utiliza para todo". La inteligencia artificial se ha colado este año en los informativos, en las tertulias de bar y, por supuesto, en los grupos de WhatsApp. Entre quienes temen que las máquinas nos vayan a sustituir y quienes ven en ella poco menos que magia aplicada, hay un territorio intermedio que esta frase explora bien.

La tercera idea mira al cielo, aunque con bastante ironía. "Cada año tenemos un asteroide que 'casi' nos roza; al final el que de verdad hace impacto es el titular, no la roca". La sensación de vivir en un permanente estado de alerta se ha normalizado: olas de calor históricas, tormentas sin precedentes, fenómenos nunca vistos... y, de vez en cuando, ese asteroide que va a pasar relativamente cerca de la Tierra.

La última frase se queda en tierra y, más concretamente, encima del mantel: "La verdadera discusión navideña ya no es sobre el postre, es sobre si se puede mirar el móvil en la mesa sin que te fulmine la mirada de tu madre o padre". Si hay un conflicto que atraviesa generaciones hoy es el de las pantallas: quién puede usarlas, cuándo, cómo y con qué límites. En Navidad, esa tensión se hace visible en cuanto alguien deja el teléfono junto al cubierto.

La gracia de la frase está en que todos se reconocen en ella. Quien critica las pantallas suele ser el primero en pedir después que le manden las fotos del brindis; quien defiende que no pasa nada por mirar un momento sabe perfectamente que se ha pasado media tarde refugiado en el scroll. La discusión, en realidad, no va solo de teléfonos, sino de atención: de si estamos presentes en la mesa o vivimos la cena a través de una pantalla.

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