Supongo que no estamos acostumbrados a dedicar diez horas de nuestra vida para ver cómo alguien describe a nuestra generación como a una completa basura. Y, la verdad, tampoco había que hacer grandes esfuerzos, solo se trataba de poner una cámara en el comedor de las Nocheviejas de unas familias desestructuradas, en una fiesta con olor a cadáver en Legazpi, en una 'rave' degradante y narcotizada en Berlín o en la habitación de un hotel-trinchera en el barrio de Salamanca. Y, desde ahí, dejar que el guion fluya entre la neurosis... Читать дальше...