Se llamaba Pascual Cervera y Topete , y se enfrentó a su destino con valentía y lealtad. El 3 de julio de 1898, en Santiago de Cuba, el buen Almirante obedeció las órdenes de su gobierno a sabiendas de que sus buques serían aniquilados por la flota estadounidense. Y lo hizo, además, tras arengar a sus hombres con un discurso estremecedor: «Solo podrán arrebatarnos nuestras armas cuando, cadáveres ya, flotemos sobre estas aguas, que han sido y son de España». Pese a la derrota inevitable, el marino defendió su patria con coraje y... Читать дальше...