Carlos Sainz se mete en un lío en una etapa 2 del Dakar que fue una escabechina; Nani Roma sigue fuerte
Avisaba David Castera, director del Dakar, que esta edición iba a ser durísima y de pura resistencia. Y se quedó corto. Desde el inicio, la aventura dakariana se convirtió en una tortura en la que hacer un balance adecuado entre salir a atacar y a sobrevivir. La primera etapa fue durísima y dejó, por ejemplo, fuera a Laia Sanz, y los múltiples árboles cortaron las antenas de los coches, lo que les dejó sin GPS y con problemas en sus tabletas. Y los pilotos de moto incluso llegaron con espinas clavadas en sus brazos.